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Los pintores prehistóricos utilizaron una gran variedad de colores, herramientas y técnicas para inmortalizar su arte, dejando tras de sí un colorido mundo de imágenes en el desierto del norte de Sonora. En una cueva, los arqueólogos encuentran zonas oscuras en las que están plasmadas imágenes rupestres, los llamados petroglifos. Beatriz Menéndez Iglesias fotografía la cueva desde distintas posiciones. Posteriormente, un programa informático compila las fotos para crear un modelo en 3D que investigadores de todo el mundo podrán ver virtualmente.